¿Cómo se hace la ropa?

Acabo de llegar a casa: 23:00 de la noche, después de asistir a la presentación de la nueva identidad digital de Santa Eulalia: la boutique multimarca de lujo más emblemática de Barcelona; apadrinada hoy (10 de junio de 2010) por Scott Schuman: el creador del blog “The Sartorialist” y Coolhunter más influyente del mundo de la moda, considerado, hoy en día, como un Gurú. Scott nos ha hablado de temas muy interesantes, todos ellos los comentaré con más detalle en el número de Septiembre de H Magazine; pero ha mencionado uno en concreto que me ha dejado fascinada, uno sobre el que no ha profundizado, pero si ha dicho que alguien lo debería hacer. Ya que él no lo ha hecho, lo haré yo.

¿Alguna vez te has preguntado cómo se hace la ropa?, ¿Te has puesto un vestido cruzado y te preguntas cómo se hizo?, ¿Cómo se hace un puño, un cuello o una solapa de camisa? ¿Te imaginas cómo es el patrón de tus leggins de mil colores?, o quizá… ¿Alguna vez te has preguntado como se hace el ojal de tus jeans favoritos? Yo sí, pero quizá sea porque además de ser periodista y Coolhunter de moda, soy diseñadora y me hago mi propia ropa; pero sé que mucha gente nunca piensa en éstas cosas, no tiene éstas inquietudes y, en consecuencia, no se hace estás preguntas. Aunque deberían.

Deberían porque voy a contarte ‘por encima’ lo que sé, que no es mucho, pero es suficiente para que entiendas que la ropa que te pones cada día cuesta mucho; y por supuesto no estoy hablando de dinero. Me refiero que la ropa, genéricamente hablando, cuesta MUCHO de hacer. Mucho trabajo, mucho material, mucha dedicación, muchas horas…

Cuando iba al colegio, la asignatura que más detestaba era Matemáticas: era mi cruz. A mi se me daban bien las letras, el dibujo, filosofía… eso es lo mío, pero no las mates.

Recuerdo los cuadernillos de verano, las clases de recuperación y las para mi eternas horas de clases extras a las que, afortunadamente, mis padres me apuntaban. Recuerdo que en clase, hacía las fórmulas matemáticas con más fuerza que el resto para ver si se acababan antes y así, darme la impresión de que las alejaría de mi futuro con más rapidez. Nada más lejos de mi intención, por que señores y señoras… y no estoy descubriendo nada nuevo… las matemáticas están en todas partes!

¿Quién me iba ha decir a mi, que resolvería fórmulas matemáticas en mi primera clase de patronaje? Impensable, no me lo podía creer. Resulta que el patronaje; después de la experiencia vivida del diseñador, inspiración posterior, dibujo artístico, antes del marcaje, corte y confección de la prenda… se comienza tomando las medidas del maniquí/modelo/cliente, resolviendo fórmulas, divisiones, ‘más uno si es delante, menos uno si es detrás…’ y trazando líneas semi-curvas para conseguir un patrón/dibujo técnico base de cada talla. Una vez acabado el patrón, se copia/marca en el tejido parecido al definitivo, conocido como ‘glasilla’ se corta y se cose el prototipo. Si el prototipo sienta bien, se copia el patrón en el tejido final, se cose y listo: ropa nueva! Pero si el prototipo no sienta bien a la primera, tendremos que modificar poco a poco el patrón, haciendo un prototipo cada vez… hasta conseguir el bueno, el definitivo. Esto se hace con cada prenda de las que llevas puestas… piénsalo un momento: cada pieza de tu ropa interior, calcetines o no, pantalón, camiseta, jersey, chaqueta, cinturón, guantes, bufanda, accesorios y complementos si son de piel o tela… menos si es de Inditex o similar, que también tiene su trabajo, pero en este caso lo hacen las máquinas y no manos, artistas, creadores o personas, diríamos humanas.

Este es el resumen más resumido que puedo haceros del proceso de confección… y no os he contado casi nada. Qué os parece? No entraré a explicaros paso a paso cómo realizar una modificación de patrón, o cómo se hace el escalado de tallas o incluso anterior… dónde comprar/escoger la tela de glasilla, las telas de la colección, las fornituras (cremalleras, botónes…) son tantas cosas y tantas horas invertidas en hacer una sola prenda, que puede llegar a causar impresión! Por eso me duele cuando veo que mucha gente no cuida, ni lava bien ni valora la ropa, porqué si supieran el trabajo que cuesta, por ejemplo, hacer los pliegues, las pinzas o los detalles fruncidos del pijama con el que duermes… te meterías en la cama con pinzas! Es por ello que los que amamos la ropa, el arte de vestirse, subirse a unos tacones de vértigo o dejar callados a tod@s con el largo/corto de mi falda… sabemos lo que cuesta hacer lo que llevamos y por eso lo lucimos y disfrutamos tanto lo que hacemos con las manos. Somos artesanos.

Gente que me conoce no entiende ¿Cómo puede hacerme tanta ilusión abrir mi armario cada mañana?, tener algo de determinado diseñador, o ¿porqué me emociono tanto cuando tengo que cambiar la ropa de invierno por la de verano? Pero es que si supieran el trabajo y las horas que cuesta fabricar moda, desde hoy mismo… también abrirían de otro modo su armario. ¡Si por un día, fuerais conscientes de lo que es hacer según qué costuras! Cada pieza es una obra de arte por si sola, es el resultado de una visión, una experiencia, inspiración pura del diseñador… con o sin nombre, sea quien sea.

Personalmente; en vez de llegar al punto de acostumbrarme o aburrirme, cuánto más cuido y valoro mi ropa, más cariño le cojo cada día y más ganas tengo de ponérmela.

Author: muymia

Barcelona, Travel & Fashion

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